Masajeo tu cuerpo

Si aceptamos la posibilidad de qué, como dice la Teoría de Cuerdas, en lo más íntimo de la materia no exista nada material, nada sólido, sino que el corazón de todo lo físico no es más que diferentes patrones de vibración, diferentes frecuencias, entonces podríamos ver los objetos, y también a nosotras mismas, como conglomerados de frecuencias, como instrumentos musicales, cada una con su melodía, con sus acordes, tocando más o menos afinadas y con más o menos ritmo.

Si aceptamos esta posibilidad, podríamos vernos como instrumentos de una grandiosa, quizá infinita, orquesta sinfónica, y como tales, podemos vibrar, podemos sonar, más o menos en armonía con el resto de la orquesta. Visto así, nuestros trastornos, nuestras enfermedades, nuestras tensiones y conflictos, podemos verlos como notas disonantes, como pérdidas de ritmo, como sordera a la hora de escuchar nuestro propio instrumento, y el de las demás.

Y es desde aquí, asumiendo que vibramos, que emitimos y recibimos continuamente frecuencias, o melodías, desde y para todo el Universo, donde el masaje armónico se presenta como una forma de sintonizarnos. Sintonizarnos con nuestro propio instrumento, con nuestro cuerpo, prestándole atención, y regalándole cariño, atención y delicadeza. Sintonizarnos con la otra, a través del contacto de las manos, de sentir nuestra unión con todos los seres humanos. Y sintonizarnos, por último, con la gran orquesta sinfónica que es el Universo, con su calma y su tranquilidad.

Esto, a través de la combinación armoniosa de diferentes técnicas (Shiatsu, Moxa, Reiki, Sansula,…), mezcladas con mucho tacto, con la paciencia, la intuición y el saber hacer innato, es lo que te ofrece el Arte-Sano del Masaje.

¡No lo pienses, solo pruébalo, y siéntelo!